Todos esos momentos se perderán... en el tiempo... como lágrimas... en la
lluvia. Es hora... de morir.
Hoy hace 30 años se
estrenó Blade Runner, y vale la pena recuperar las palabras del sociólogo David Lyon:
“El escenario de Blade Runner es de decadencia urbana: edificios
abandonados que fueron majestuosos en el pasado [interpretados por los teóricos
postmodernos como símbolos de la modernidad caída], calles abarrotadas y
cosmopolitas, interminables mercados callejeros, basura sin recoger y una
llovizna gris constante. [...] Sin duda, el progreso está en ruinas. [...]
Columnas griegas y romanas, dragones chinos y pirámides egipcias se mezclan con
gigantescos anuncios de neón de Coca-Cola y Pan Am. [...] La imagen dominante es
de decadencia, desintegración y caótica mezcla de estilos. ¿Qué hace postmoderno
a Blade Runner? [...] Para empezar, se cuestiona la “realidad” misma. Los
replicantes quieren ser personas reales, pero la prueba de la realidad es una
imagen fotográfica, una identidad construida. Ésta es una forma de ver la
postmodernidad: un debate sobre la realidad. El mundo de sólidos datos
científicos y una historia con finalidad que nos legó la Ilustración europea,
¿es meramente un anhelo?” (LYON, D., Postmodernidad, cit., p. 12-13).
2 comentarios:
Es la frase que más me gustó de la película... La autoconsciencia de la existencia, del "yo", y la dramaticidad de la anihilación del mismo.
podi-.
No puedo llegar a concebir mi infancia sin esta peli...
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