Shostácóvich llegó a decir que la mayoría de sus sinfonías eran lápidas, después de un viaje que hizo a la ciudad alemana Dresde, compuso el Cuarteto de cuerdas N° 8, como homenaje a esa ciudad devastada, homenaje también por supuesto a las víctimas del fascismo y de la guerra, pero su obra sobre todo quiso ser un homenaje a los millones de muertos bajo el régimen de Stalin.
“Siento dolor eterno por todos aquellos muertos por Hitler, pero no siento menos dolor por aquellos muertos bajo órdenes de Stalin... Fueron millones en nuestro país antes de la guerra con Hitler... La mayoría de mis sinfonías son lápidas. Demasiados de nuestros compatriotas fueron muertos y luego enterrados en sitios desconocidos. ¿Quién les levanta una lápida? Solo la música puede hacerlo.”
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