viernes, 15 de enero de 2010

FUTURA MADRE


Me fascina sobremanera –sin afectaciones románticas añadidas- , darme cuenta que son mis hermanos los seres vivos con los que comparto el más alto porcentaje de genes. Si a ello le añado el hecho de que los tres mayores estamos separados tan solo por un año y que por lo tanto crecimos juntos, la fascinación crece.

Con mis hermanos compartí pañales y biberones; los tres caímos enfermos al mismo tiempo de varicela, de gripe, etc.; tuvimos cuando niños los mismos amigos, juegos y juguetes. Son ellos con los que me he sentado más veces alrededor de una mesa, nuestra vida ha dado giros inesperados, y aún siendo tan diferentes compartimos uno de los faros guía para sentirnos unidos: los padres.


Los pequeños, sin haber compartido tanto con nosotros tres mayores, -me separan nueve años de mi hermano pequeño- han sabido superar fácilmente no haber compartido profesores y agreste vida rural, con su encanto, su facilidad de trato, su alegría, su prudencia, ellos dos son sin duda el diapasón de nuestra alegría fraternal.

Perdonen ustedes estas intimistas reflexiones, pero estoy muy feliz porque volveré a ser tío, me sorprende mucho ver los ojos de mis sobrinos, y aunque diferentes de los míos, son mis propios genes haciéndome guiños.

Con los seres humanos nos unimos a través de la vida, que a veces tiene nombre de genética y a veces tiene nombre de buena voluntad.

FOTO: La futura mamá

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