viernes, 23 de abril de 2021

LIBRO, LIBRE

Las palabras libro y libre sólo están separadas por una vocal, y es que el libro es uno de los caminos privilegiados para que seamos libres, una persona que lee un libro, de alguna manera hace su propia resistencia, cuando ves a una persona leyendo un libro te puede parecer que no hace nada, y podría ser que está empezando su propia revolución. Los libros nos han liberado de la ignorancia, sin ellos seguiríamos de algún modo en las cavernas. Los libros a veces han sido una amenaza para el poder y para la libertad y por eso han sido quemados, la gran mayoría de los libros de hace cientos de años los hemos perdido, muchas palabras escritas se quedaron perdidas el venturoso olvido, sin embargo, nos han quedado palabras escritas para seguir celebrando la vida: el Quijote, Guerra y paz, Pedro Páramo, las novelas de Galdós, todo Dickens, todo Chéjov, todo Shakespeare, La montaña mágica, el Ulises, los poemas de Whitman y los de Rubén Darío, Leopardi, López Velarde, Rilke, Pablo Neruda, Octavio Paz, Antonio Machado, Luis Cernuda, Gil de Biedma... VIDA Y DESTINO.

Un libro es un refugio, un claustro, un parque de atracciones, una comprobación de que un hombre puede ser libre.
Un libro es como un campo con sus surcos, un espacio para cultivar, un lugar donde comprometerse, y dentro de poco, será la sede de nuestra disidencia.
Cuando prestas un libro, dejas temporalmente una parte de tu ser, te entrenas en la confianza y la incertidumbre.
En "Las confesiones", San Agustín nos relata sorprendido que, San Ambrosio de Milán fue el primer hombre que leía en soledad y en silencio, sin mover los labios y la lengua. ¡Un privilegio! En esa época, los libros se leían en voz alta y marcando el ritmo con el pie como si fuera un metrónomo. La historia desde las tablillas de arcilla, hasta el ebook actual, está llena de épica, muchos relatos perdidos, grandes gestas para tener libros y bibliotecas y en general muchos universos paralelos sostenidos por los libros.
Hubo una época en la que el papiro, que solo se fabricaba en egipcio, era un artículo muy valioso, Ptolomeo V prohibió la exportación de papiro a PERGAMO donde Eumenes II quería fundar una biblioteca tan importante como la de Alejandría, la solución de Eumenes consistió en usar pieles de animales, y así nació el pergamino.
Tener un libro en las manos era un privilegio al alcance de unos pocos privilegiados en el mundo, y cuando ya estuvo generalizado, la lectura siempre fue en voz alta y en grupo. Tardaría mil años más la humanidad desde esa época de San Agustín, para disfrutar la gran conquista de poder leer en privado y en silencio, un privilegio que hemos ido abandonando, una pena, porque un libro es un gran viaje, un pasaporte sin fecha de caducidad.

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