La mitología
nos construye como personas y como sociedad, el mundo occidental actual es
heredero de la mitología griega, hemos recibido la misma educación que recibió
Alejandro Magno, Aristóteles y los pensadores griegos nos siguen contando la
Ilíada, nos recuerdan que, como Aquiles debemos ganar batallas, a Alejandro le
dijeron que debería ser como Aquiles, un hombre capaz de moldear la
historia y un hombre con un destino. Por el contrario, está Sísifo,
quien empuja una roca cuesta arriba todo el día por una ladera
empinada, sólo para descubrir que por la noche, vuelve a caer. Nos han
educado para no tener una vida monótona, mediocre, sin sentido, debemos
ser espectaculares como Jasón, que navegó el océano con los
Argonautas en busca del vellocino de oro. Debemos imitar a Teseo, que
entró al laberinto y mató al Minotauro. Debemos competir y debemos ganar.
Sin embargo,
ocurre con mucha frecuencia que nos esforzamos para subir una escalera y en la
cima de esta no hay nada; o quizás tenía más sentido el reto que la
culminación.
El arte de vivir consiste en equilibrar esa expansión y competitividad en la que nos han educado, con elementos más contemplativos.
El arte de vivir consiste en equilibrar esa expansión y competitividad en la que nos han educado, con elementos más contemplativos.
En la vida, hacemos dos viajes, un viaje expansivo y
un viaje introspectivo.
El viaje hacia fuera, nos lo permite la fuerza del
padre: EL PATRIMONIO. Salimos a buscar lo que, aunque está afuera nos
pertenece: nuestros recursos materiales, nuestros proyectos, nuestra capacidad
de emprender, etc.
El viaje hacia dentro, nos lo permite la
fuerza de la madre: EL MATRIMONIO. Ese viaje es nuestro compromiso con nosotros
mismos y con el mundo, nuestros compromisos nos definen, somos nuestros
compromisos. Necesitamos ambos viajes para darle sentido a nuestra vida.
La historia de los hermanos Ganesha y Kartikeya habla de estos dos viajes, ambos decidieron competir, el que fuera a los confines del mundo, y volviera antes ganaría. Kartikeya se montó en su pavo real y voló por los continentes, las montañas y los océanos. Ganesha, dio siete vueltas alrededor de su madre. Kartikeya dio la vuelta al mundo y Ganesha dio la vuelta a SU mundo.
Muy similar es la interacción que Alejandro Magno tuvo en el año 326 AC con un Yogi en la India.
La historia de los hermanos Ganesha y Kartikeya habla de estos dos viajes, ambos decidieron competir, el que fuera a los confines del mundo, y volviera antes ganaría. Kartikeya se montó en su pavo real y voló por los continentes, las montañas y los océanos. Ganesha, dio siete vueltas alrededor de su madre. Kartikeya dio la vuelta al mundo y Ganesha dio la vuelta a SU mundo.
Muy similar es la interacción que Alejandro Magno tuvo en el año 326 AC con un Yogi en la India.
Alejandro preguntó: "¿Qué estás
haciendo?"
Y el yogi contestó: "Estoy
sintiendo la nada"
Luego el yogi preguntó: "¿Y tú qué
estás haciendo?"
Y Alejandro contestó: "estoy
conquistando el mundo".
El yogi dijo: "¿Por qué está
conquistando el mundo? Es inútil".
Y Alejandro pensó: "¿Por qué está
sentado sin hacer nada? Qué desperdicio de vida".
Ambos rieron. Cada uno pensaba que el
otro era un tonto.
El equilibrio entre el viaje externo y
el viaje interno le da sentido a nuestra vida.
FOTO: Prometeo encadenado. Universidad Autónoma de Zacatecas.
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