La ganadora del último festival de cine en Cannes fue “El árbol de la vida”, una película que no ha dejado indiferente a nadie, desde los que ya la consideran una obra de culto, hasta los que han pedido que le den dos pedradas a Terrence Malick.
El anecdotario incluye noticias como que en un cine de Cornellá en Barcelona, viendo como los primeros días de proyección la gente se salía del cine enfadada o bien comenzaban a hablar en la sala, colgaron un cartel avisando que si abandonaban la sala antes de 30 minutos sin hacer ruido les daban una entrada para otra película. http://homocinefilus.com/el-arbol-de-la-vida-si-te-aburre-cambiate-de-sala/
En Italia por ejemplo, pusieron la película al revés y nadie lo notó. http://www.lavanguardia.com/cultura/20111031/54237372538/ponen-al-reves-el-arbol-de-la-vida-en-un-cine-italiano-y-nadie-se-da-cuenta.html
Es verdad que un cineasta debe hacer una película dirigida a un público y contando una historia, y no solamente para si mismo, pero también es cierto que el artista (Chéjov por ejemplo) también puede hacer preguntas sin dar respuestas.
Puede ser que la propuesta visual (delirante a ratos) de Malick puede sonar pretenciosa y arrogante, pero no debemos olvidar que el Sr. Terrence es filósofo antes que director de cine, y su especialidad es la filosofía existencialista de Martín Heidegger, su película es su respuesta personal a las interrogantes de Heidegger, lo malo (para los que no les gustó la película es que han contribuido con 8 euros para que Malick le pueda responder a Heidegger a su manera.
A mi me gustó mucho, una exhuberancia visual que para mi tenía toques epifánicos (otros los etiquetarían simplemente de delirantes), la historia de la familia resume muy bien el interrogante religioso existencialista que hay oculto en todo ser humano: ¿Dios existe?, y si existe, ¿Por qué permite el sufrimiento humano?. La música es insuperable, me parece que ha hecho una selección de la mejor música que se ha escuchado sobre la faz de la tierra desde Brahms hasta Smetana. Lástima que no podamos tener una conversación con él para comprobar si las escenas delirantes eran una simple extravagancia, una excentricidad o realmente estaban reflejando un genuino estado espiritual. De todos modos yo no soy referencia cinéfila, tengo gustos muy eclécticos que incluyen Legally Bonde, y me sorprende cuando la gente dice “tengo miedo de ir al cine y que me toque un bodrio”, seguramente en la vida les pasan muchas cosas más sórdidas y que les cuestan más de 8 euros.
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