sábado, 14 de mayo de 2011
SEMANA LITERARIA
ALLEN GINSBERG
EDMUND WHITE
STEPHEN CRANE
Siempre he sido un apasionado lector, temporadas más, temporadas menos. La anécdota de que me caía por la calle o me tropezaba con la gente por ir leyendo cuando era adolescente, es un mito familiar alimentado y exacerbado por alguna anécdota real.
Ha habido temporadas en las que la literatura ha sido la única justificación de mi paso por esta tierra.
Pues bien, esta semana ha sido una semana cuyo epicentro ha sido la literatura, y ayer, al terminar un libro –“Hotel de Dream” de Edmund White- me emocioné experimentando una especie de nostalgia por haber estado viviendo dentro del libro unos días y tener que salir, pues por mucho que esa novela ya sea uno de mis universos paralelos, mi propia novela es la que realmente me pertenece.
La semana empezó con la película “Howl”, habla del juicio al editor de Ginsberg por “distribución de pornografía” con el poema que da nombre a la película. La primera lectura del poema en San Francisco, el juicio y una entrevista personal a Ginsberg (bordado por el camaleónico James Franco), podrían haber conseguido un biopic documental que rompiera los moldes, pero la innecesaria repetición de algunas estrofas del poema y la inclusión de animaciones que no acaban de encajar, permiten entender como es que no tuvo gran eco la película, aún cuando hablaba de ese genio – para muchos- de Ginsberg.
Volviendo a HOTEL DE DREAM, El protagonista de esta bellísima novela de Edmund White es Stephen Crane, clásico de la literatura norteamericana, quien murió a los 28 años de tuberculosis. White narra los últimos días de Crane cuando enfermo de tuberculosis le dicta a su mujer un relato sobre la obsesión de un banquero por un chico de quince años en el Manhattan finisecular.
Edmund White consigue un relato conmovedor y aun siendo ficticio – pues solo hay pequeños indicios de que Stephen Crane habló sobre ese chico alguna vez con su editor, nada más-, consigue que podamos entender el apasionamiento de Stepen Crane, su facilidad para transformar lo cotidiano de Nueva York en relatos bellísimos, para encontrar belleza incluso en personajes patéticos, tanto que pensaba titular uno de sus libros “Flores del asfalto”.
Disfruté desde la primera línea, contuve la respiración con un Stephen Crane muriendo exhausto de toser, agotado por la fiebre, aniquilado por el dolor. Estuve ansioso como su esposa preguntándome por el destino de cada uno de los personajes del relato “Del chico pintado”, pues es otra de las virtudes de este libro, de alguna manera introduce a los escritores imberbes en la belleza y dificultad del proceso creativo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
-
“Nunca es tarde para tener una infancia feliz”, dijo Milton Erickson. Esta frase ha generado movimientos internos de optimismo y esperanza e...
-
Una persona mira su teléfono móvil unas 73 veces al día, estamos ávidos de "estímulos", de caricias. Un ser humano que no es...
-
¿Qué pasa si traducimos literalmente frases Menorquinas al castellano? Ses cames me fan figa Las piernas me hacen higo Estic que un llamp me...
No hay comentarios:
Publicar un comentario