Cuando le preguntamos a una persona ¿a quién amas?
suele respondernos con las respuestas "correctas", cuando matizamos
la pregunta ¿Para quién, o para qué estás realmente presente? Entonces la
respuesta verdadera podría ser diferente.
Amamos de verdad a aquellos o “aquello” para lo que estamos realmente presentes, mientras que la respuesta “correcta” suelen ser los nombres de las personas a quienes estamos “obligados” a amar, o bien, aquellos hacia quienes tenemos sentimientos de ternura, pasión, etc.
Amamos de verdad a aquellos o “aquello” para lo que estamos realmente presentes, mientras que la respuesta “correcta” suelen ser los nombres de las personas a quienes estamos “obligados” a amar, o bien, aquellos hacia quienes tenemos sentimientos de ternura, pasión, etc.
Pensamos que amamos a aquellos con quienes se nos
despiertan “sentimientos bonitos”, sin embargo el amor ES UN ASUNTO DE
PRESENCIA, de hecho, grandes muestras de amor se ejercen sin sentir placer:
cuidar a un anciano decadente, educar a un hijo que te hace la vida complicada,
etc. Mucha gente te puede decir que te quiere, tú, seguramente piensas que
quieres a mucha gente, pero te quiere de verdad quien está presente para ti y
viceversa. La realidad es que podría ser que lo que realmente amas es el
tabaco, el trabajo, las redes sociales, etc.
El amor verdadero no siempre tiene connotaciones placenteras, sin embargo siempre se vive como una intimidad que se comparte.
Respecto del amor romántico entre dos seres humanos, cuando alguien dice TE QUIERO, y si lo dice verdaderamente, le tiembla el alma, no hay frase más bella, ninguna otra frase nos conmueve más hondamente, y nos une tan íntimamente con otro ser humano, es una frase humilde, nos hace pequeños y grandes a la vez, nos hace profundamente humanos.
FOTO: “Eros y Psiqué” de Antonio Cánova, museo el Hermitage
El amor verdadero no siempre tiene connotaciones placenteras, sin embargo siempre se vive como una intimidad que se comparte.
Respecto del amor romántico entre dos seres humanos, cuando alguien dice TE QUIERO, y si lo dice verdaderamente, le tiembla el alma, no hay frase más bella, ninguna otra frase nos conmueve más hondamente, y nos une tan íntimamente con otro ser humano, es una frase humilde, nos hace pequeños y grandes a la vez, nos hace profundamente humanos.
FOTO: “Eros y Psiqué” de Antonio Cánova, museo el Hermitage
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