Me encontraba absorto
con el ordenador en un rincón del aeropuerto, hasta que sentí una mirada clavada en mi nuca, los seres sigilosos pasan desapercibidos hasta que te miran, me giré y me encontré con un dedo apuntándome, una niña de
aproximadamente cinco años me señalaba para posteriormente
cuchichear algo al oído de su padre. Con la mano le hice la señal de que
se acercase, lo hizo con cierta distancia de protección, me miraba
ladeando la cabeza ora a la derecha, ora a la izquierda, como un
inspector policiaco que no puede perderse un detalle.
Miraba
hacia su padre que estaba a varios metros de distancia, él le indicaba
con la mano que volviera a mi, alcancé a entender por sus gestos algo
así como “pregúntale”. Ella no respondía a mis preguntas: ¿cómo te
llamas? ¿querías decirme algo?, etc.
Se
regresó al sitio donde estaba su padre y fui detrás de ella. “Esta niña
tan vergonzosa”, dijo él; “Nosotros somos Persas y quería saber si tu
también lo eras”.
Pude añadir una nacionalidad más con la cual poder camuflarme.
FOTO, un niño Iraní del pintor Iman Maleki
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