Las tiendas de los chinos son la metáfora de la vida
provisional, la que no es verdadera, compras algo en esas tiendas convencido
que es para salir del paso, una solución temporal mientras encuentras lo que
realmente quieres, lo que tendrá peso y sentido, lo que será perenne. Las
tiendas de chinos nos solucionan el día a día con respuestas efímeras, muy
acorde con la vida provisional que muchas personas tienen.
Entro a una tienda de chinos y el hijo del dueño de cinco
años, juega con su tía abuela de cuarenta y muchos, es la hermana pequeña y
soltera del padre del dueño. El joven dueño, teclea la caja registradora con la
majestuosidad de quien tiene una vida verdadera, y trata al niño y su tía con
una mezcla de displicencia y afectuosidad afectada, seguramente tú has visto
esto en las bodas, los dardos inquisitorios se dirigen a los solteros, que
acaban sentados en la mesa de los niños, en el sitio de la vida provisional y
con poco peso.
La vida provisional requiere una mente lúcida y una gestión
artística, cuando hay una vida provisional se corre el riesgo de no tomarla en
serio, las personas en el paro laboral, además de la sordidez de gestionar su
tiempo, corren el riesgo de empezar a resignarse. Los solteros de vocación
tendrán que estar despiertos para no salir heridos con la presión social que los
mira a veces como un farolillo chino: bueno para un verano.
Lo fascinante es que en el fondo todos tenemos una vida
provisional, pero hay quien está exento de experimentar el vacío porque ha
recibido una etiqueta que le permite gestionar su tiempo y tener un cierto peso
e impacto social: padre, profesor, empleado, director, etc.
Quizás el mundo sea un gran local de artículos efímeros, un
campo de vidas provisionales y homogéneas, Kafka sobrevivió metamorfoseándose
en algo muy pequeño, eso y quizás también la posibilidad de una vida coherente,
con la serenidad de conocer tu sitio en el mundo, con la mirada y la vida
puesta en aquello que reclama nuestro compromiso y que por otro lado nos da
pasos con sentido, porque a veces podemos transformar nuestra realidad y muchas
veces simplemente nos transformamos con ella.
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