domingo, 29 de julio de 2012

esse est percipi aut percipere



Una de las inquietudes que siempre he tenido es el hecho de la percepción, me fascina el hecho de pensar que la realidad es mucho más amplia, e incluso quizás diferente de cómo la percibimos, a los seres humanos nos puede estar pasando lo que a la cuenta del ábaco, que aunque vive en un mundo aparentemente tridimensional, solo tiene un movimiento bi-dimensional, a los seres humanos nos pasa lo mismo, nuestra experiencia es limitada, es solo tridimensional.

Hay ejemplos más simples para demostrar que el hecho de la percepción es algo que no siempre nos conduce a la certeza, pondré un ejemplo: Los osos polares son negros, con un pelaje transparente que los hace blancos a nuestros ojos, una buena metáfora para entender que la percepción que tenemos de la realidad es mínima y a veces equivocada... Y que incluso cosas absurdas podrían tener sentido en un orden superior o diferente que desconocemos.

Dentro de mis creencias (que nunca he pretendido imponer mis creencias a nadie), pienso que hay un equilibrio superior en el cual todo se explica, incluso las cosas más absurdas, soy de los que creo que si por mala suerte alguien te roba dinero, en un equilibrio superior te estás ahorrando sufrimientos mayores… puede ser una simple racionalización consoladora, pero me sirve para vivir.

Recientemente al hacer un viaje fui en moto al aeropuerto, porque es más rápido, barato aunque un poco peligroso, pues bien, al volver del viaje, no tenía encima la llave del candado de seguridad, tuve que venir a casa y volver al aeropuerto en el bus pagando los 11 euros que pretendía ahorrarme, perdiendo más tiempo, etc. Mi consolación ya la sabéis, “esta experiencia absurda encaja en una realidad que no alcanzo a percibir”.

Parte de mis creencias me dice que en la realidad hay un sistema constante compensaciones, se mueve una pieza y otra se acomoda; ocurre un acontecimiento y otro deja de ocurrir o bien ocurre de diferente manera, no sé si hago bien en relacionarlo pero después de esa pequeña experiencia absurda todos los días he tenido pequeñas buenas noticias.

Ahora quizás tenga lógica que haya aparecido -sin venir a cuento- un Oso Polar en la serie LOST.

miércoles, 18 de julio de 2012

FRANCISCO TOLEDO

 El indio Zapoteco, Francisco Toledo, cumplió ayer 72 años. Uno de los artistas más cotizados en el mundo y cuya obra es una obsesión por plasmar la identidad de México.
Francisco Toledo nació el 17 de julio de 1940 en Juchitán, Oaxaca. Desde pequeño demostró tener una especial habilidad para el dibujo, talento que su padre alentó, dejándolo decorar las paredes de su casa.
Su abuelo Benjamín lo llevaba con frecuencia a salidas campestres en busca de resina vegetal, mientras le contaba relatos populares, incentivos para su imaginación.


A los 11 años, el joven Toledo se instaló en la colonial ciudad de Oaxaca, para ingresar a la escuela secundaria y cursar un taller de grabado con Arturo García Bustos, y a los 19 años, en 1959, expuso por primera vez sus obras en la Galería Antonio Souza y en el Fort Worth Center, en Texas, Estados Unidos.
Entre 1960 y 1965, radicó en París, Francia, donde estudió y trabajó en el taller de grabado del artista británico Stanley Hayter (1901- 1988); durante su estancia en esta ciudad exhibió su obra en una galería parisina; un año más tarde en Toulouse y en la Tate Gallery de Londres, con catálogo escrito por el novelista estadounidense Henry Miller (1891-1980).


A su regreso a México, ya era dueño de una técnica pictórica depurada e influenciada por ideas plásticas de artistas de distintas escuelas europeas, tales como Alberto Durero, Paul Klee y Marc Chagall. No obstante, la obra de Toledo, que no ha dejado de evolucionar, también se vio permeada por códices que recogieron los símbolos prehispánicos.


En 1977, las exposiciones del artista mexicano se realizaron en Tokio, Japón; Oslo, Noruega; Buenos Aires, Argentina, y Nueva York, Estados Unidos, en esta última ciudad decidió quedarse a radicar por un tiempo.
De regreso a su país, alternó su estancia entre Cuernavaca, la Ciudad de México y Oaxaca, hasta 1984, cuando se instaló en Barcelona.


En la última década, el artista zapoteco se ha dedicado a promover y difundir la cultura y las artes de su estado natal, Oaxaca, donde actualmente reside.


Actualmente, la obra de Francisco Toledo es parte de las colecciones de los Museos de Arte Moderno de México, París, Nueva York y Filadelfia, en la New York Public Library, la Tate Gallery de Londres y la Kunstnaneshus de Oslo, entre otros.

lunes, 9 de julio de 2012

ALÍ CHUMACERO Y LA POESÍA

 



















Augusto Monterroso decía que los malos escritores escriben novelas, los buenos escriben cuentos y los mejores poesía. 

Un nueve de julio de 1918 nacía Alí Chumacero, un escritor y editor, pero sobre todo un gran poeta.

Que una vez que tengamos el pan en la mesa y la dignidad preservada, no perdamos de vista las cosas esenciales, una de ellas, la poesía, es decir nuestra capacidad de creación verbal y no verbal, pues no olvidemos que para los griegos, la poesía era cualquier actividad creativa, incluida la artesanal.

Muchos hemos tenido la suerte de disfrutar de poesías escritas, pero también hemos sido testigo de como personas analfabetas han articulado palabras bellas que no han llegado a escribirse.

Debido a mi relativamente nueva obsesión por el mar os dejo un poema de Alí Chumacero: Amor es Mar.

Amor es mar

Llegas, amor, cuando la vida ya nada me ofrecía
sino un duro sabor de lenta consunción
y un saberse dolor desamparado,
casi ceniza de tinieblas;
llega tu voz a destrozar la noche
y asciendes por mi cuerpo
como el cálido pulso hacia el latir postrero
de quien a solas sabe
que un abismo de duelo le sostiene.
Nada había sin ti,
ni un sueño transformado en vida,
ni la certeza que nos precipita
hasta el total saberse consumido;
sólo un pavor entre mi noche
levantando su voz de precipicio:
era una sombra que se destrozaba,
incierta en húmedas tinieblas
y engañosas palabras destruidas,
trocadas en blasfemias que a los ojos
ni luz ni sombra daban:
era el temor a ser sólo una lágrima.
Mas el mundo renace al encontrarte,
y la luz es de nuevo
ascendiendo hacia el aire
la tersa calidez de sus alientos
lentamente erigidos;
brotan de fuerza y cólera
y de un aroma suave como espuma,
tal un leve recuerdo
que de pronto se hiciera un muro de dureza
o manantial de sombra.
Y en ti mi corazón no tiene forma
ni es un círculo en paz con su tristeza,
sino un pequeño fuego,
el grito que florece en medio de los labios
y toma a ser el fin
un sencillo reflejo de tu cuerpo,
el cristal que a tu imagen desafía,
el sueño que en tu sombra se aniquila.
Olas de luz tu voz, tu aliento y tu mirada
en la dolida playa de mi cuerpo;
olas que en mí desnúdanse como alas,
hechas rumor de espuma, oscuridad, aroma tierno,
cuando al sentirme junto a tu desnudo
se ilumina la forma de mi cuerpo.
Un mar de sombra eres, y entre tu sal oscura
hay un mundo de luz amanecido.